
Te extraño cuando llega la noche pero te odio de día. Después, me subo a tu coche y dejo pasar la vida. Creo que debería dejarte, irme lejos, no volver; pero es inútil negarlo que tú me estás atrapando otra vez. Contigo solo puedo perder y, aunque alguien me advirtió, nunca dije que no.. Y ahora tengo que esconder las heridas, y ese pulso que jugué porque quise: perdí. Nunca podré alejarme de tí. Y, aunque alguien me advirtió, nunca dije que no.. Y ahora tengo que esconder las heridas, y ese pulso que jugué porque quise: perdí. Sé que nunca me podré alejar de tí.
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