martes, 13 de enero de 2009


Me di cuenta que a pesar de las peleas, las puteadas, las cagadas a piñas, de mandarnos a la mierda ida y vuelta, de que me toques el peluche gigante y me enoje, de que te apague la tv mientras mirás una película, a pesar de las maldades que nos hacemos mutuamente; me di cuenta que tengo la mejor hermana del mundo. Porque tus palabras ayer, Valentina, me sirvieron de mucho. Cuando yo estaba en ese momento de calentura que me estaba por ir de casa, cuando yo pensé que me ibas a echar, te me colgaste como una garrapata y me dijiste que no querías que me vaya, que era lo más importante que tenías, que me amabas, que ibas a llorar todas las noches si me iba, que me ibas a llamar todas las mañanas y que para que sepa que sos vos me ibas a llamar una vez y cortabas y volvías a llamarme. Me dijiste que no me querías perder, que ibas a llorar mucho porque no ibas a poder traer tu colchón más a mi habitación para dormir conmigo, que me ibas a cuidar el peluche y la notebook y todo lo que dejaba, y que me dabas tu almohadón blanco con el corazón porque decís que siempre que no dormimos juntas porque no estoy en casa lo abrazás pensando que soy yo, y me dijiste que me lo lleve así te recordaba, y que imprima una foto nuestra (como la mía de emma h me dijiste) para que siempre la tenga.
Si no hubiera sido por tus palabras, y hubiera sido por las palabras de los demás, hoy no estaría escribiendo esto. Y si sigo en casa, quedate tranquila que no es por la notebook o las pelotudeces de mi habitación, es por vos y Camilo.
¡Los amo!.

1 comentario:

Yasmin dijo...

Y aunque ahora estamos raras (por no decir mal) sabes que siempre contas conmigo, y que no quiero verte mal ¿sí?