sábado, 10 de enero de 2009




Puedo dormir en cualquier lado, a veces sola a veces no; a veces pongo "reservado" el derecho de admisión. Y digo adiós, adiós, adiós, cierro la maleta y pido un taxi para la estación. Cuando unos labios amenazan con devorarme el corazón: enciendo la señal de alarma y escapo en otra dirección.

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